30/8/12

Mi nombre es Saleh....


...Tengo ocho años y trabajo. 
No es duro. No es indignante ni fuera de moral... Mi modo de trabajo vosotros no lo conocéis. 
Para mí no existe el sueldo, la relación contratado y contratante, mucho menos los derechos del trabajador. Simplemente, trabajo porque debo sobrevivir. Mi trabajo es vivir.

Vivo en Malawi. Aquí los niños somos niños adultos. Sonreímos con la inocencia de sentirnos contentos a pesar de todo esto. Jugamos. Cantamos. Somos niños.
Los Reyes Magos no pasan por aquí. Pero tampoco pensamos en ellos.

Mi madre se llama Hanta y sé que se morirá pronto. Sólo llega a los cuarenta la esperanza de vida en África.
Un día aquí es una eternidad. El tiempo pasa lento. Cuarenta años es más que suficiente para no sentir que morimos cansados. 

Lo que tú ves por televisión es mi familia. Mi hermano Abdou era uno de los dos millones de niños que murió el año pasado por sida. Datos. Para vosotros sólo somos datos. Datos ni siquiera preocupantes. 
No deseáis nuestra extinción porque, en realidad, tampoco os estorbamos. No os estorbamos ni la conciencia. Os diré que nosotros tampoco lo pretendemos. No pensamos en vosotros.  No sois importantes. Nos limitamos a vivir. Vivimos.

Quizás pensáis que si somos capaces de vivir así, quizás nos gusta esta vida sencilla. Quizás creéis que aunque nos enriqueciéramos hasta el punto de vivir como vosotros, ni siquiera nos gustarían los centros comerciales. Pensaréis que no estamos interesados en cambiar.
Yo os diré que puede que tengáis razón, pero que un sólo día en una de esas ciudades acristaladas de color y mil accesorios, nos haría abrir los ojos como platos felices. Aun así no es nuestra forma de vida. No lo necesitamos. Pero tenemos derecho.
Ese es el principal problema: confundir lo que no necesitamos, con no tener derecho a ello.

Lo que sí necesitamos es comer. Preciosas campañas de sensibilización que no vuelven sensible a nadie, ONGs.  No parecéis poder comprender la sensación de hambre prolongada hasta morirse. Es lógico. No la experimentaréis nunca. Sin embargo, existe, duele, y nosotros vivimos con ella y morimos por ella.

Por no hablar de...
Cómo puedo saber si soy buen dibujante, o si puedo llegar a ser una estrella del rock, si aquí ya es todo un lujo aprender a leer? Porque tengo que ver limitada mi personalidad, mi potencial y mis sueños por causas externas a mí. Por enfermedades y falta de recursos. Por qué tengo que limitarme, conformarme con sobrevivir?
A lo mejor sería un gran cantante de jazz si hubiese nacido en otro lugar.

Con todo, me siento más libre que tú. Soy un ser humano puro. No necesito más que mi piel y mis huesos para definirme en lo que soy, ser humano, persona, niño, Saleh, yo.
Soy yo sin accesorios. Pero es triste que tengamos que encontrar nuestra esencia quitándonos hasta las necesidades básicas.
No tengo por qué. No tengo por qué tener miedo porque no puedo perder nada más que la vida. Y cuando la pierda, la habré perdido, sin más. Lo que en realidad debería asustarme es la vida. La vida que vivo, la lucha que conlleva...
Y por encima de todo ello, de ser yo luchador, debo arrodillarme cuando el Rey venga a visitarnos. Y lo hago.
Es otra de las cosas que os faltan, educación, y que yo he adquirido sin nadie enseñármela.
Supongo que eso también se pierde al ganar otros accesorios materiales.

Aquí jugamos con piedras y arena. Vosotros os perdéis entre los grandes almacenes de las jugueterías.
Yo cuido a mi hermano más pequeño para que no se muera. La barriga hinchada y la fina piel dejando que los huesos se marquen hasta el extremo, no es lo que llama mi atención. Miro a mi hermano a los ojos. Es donde más veo su enfermedad. Pero veo que brillan todavía. Lo observo a cada hora, él me mira y me ve, pero yo lo miro y no lo encuentro. Su personalidad se ve reducida a ese pequeño brillo que custodio largamente para que no se apague.
 Vosotros entre hermanos solo discutís por ver quién manda más. El poder. Es lo que os hizo y os mantiene monstruos.
Dice vuestro Dios que somos todos hermanos. Y parecéis olvidarlo una y otra vez. En qué se basa realmente la religión que practicáis?

Aun así, agradecemos enormemente las limosnas que nos dáis. Todo lo que sobra, lo que nos tiráis, vuestra basura, es bienvenido.
No podemos hacer otra cosa...
Nos ilusionamos cada vez que, muy de vez en cuando, llega una pequeña porción de esos trastos hasta nuestras casas.
Dar las gracias también es algo que sigue adherido a nosotros, a las personas.

Puede que la comodidad os lo haya arrebatado a vosotros. Quizás sea eso.
Podéis pensar que os odio, que os odiamos, o que nos dáis envidia...
Pero en realidad no existís. En nuestro mundo los seres humanos sólo son nuestra raza. No sabemos qué son esas extrañas ex-pertenencias ni de donde vienen.
No sabemos que somos "ellos", "los otros", "el tercer mundo".
Sólo sabemos que estamos aquí. Unos tumbados, otros en pié, pero que estamos. 
Que la lucha continúa.
Que el Sol no se apaga.
Que las generaciones no cesan.

Que algún día...
El mundo aprenderá de nosotros el volver a ser lo que debió seguir siendo siempre. SER HUMANO.

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